Aún recuerdo aquella sensación de tu mirada
resbalando por encima de mi piel.
Aún percibo el brillo de tus ojos,
de unos labios temblorosos, que jamás olvidaré.
Aún conservo cartas del que fue el primer amor,
aún tiene sentido aquel ayer…
Aún soy el chiquillo que soñaba
al mirar a tu ventana y se esforzaba en crecer.
Cuántas emociones despertaron,
cuántas dudas me acosaron,
cuánto tuve que aprender.
Cuántas cosas buenas me enseñaste,
cuánto amor me regalaste cada vez que te besé.
Cuántas madrugadas esculpiendo la razón,
cuántos sinsabores sin saber,
que, de aquel muchacho que trasteaba
abrazado a una guitarra, hoy aún mantengo la fe.
Y aunque sienta algunos roces en el alma,
miro atrás y sé que puedo sonreír.
He vivido intensamente y ahora, en la calma,
reordenando mis nostalgias, te he encontrado junto a mí.
Nunca imaginé que aquel invierno de llamadas en secreto
fuera a hacerme tan feliz.
Nunca que en el banco de aquel parque,
donde comencé a cantarte, volvería a llorar por ti.
Solo me pediste no llegarse a enamorar,
pero en eso manda el corazón…
Luego pasó el tiempo y aunque me hice algo más viejo,
tuve siempre la certeza de tu amor.
Y aunque sienta algunos roces en el alma…