Nada se pierde
Ni una gota de lluvia de otoño,
ni un reflejo de sol en el mar,
ni una leve caricia en tu rostro,
nada se pierde.
Ni el calor que nos deja un abrazo,
ni el silencio de la soledad,
ni el olor a romero en los campos,
nada se pierde.
En ti, en ti… nada se pierde.
En ti, en ti… nada se muere.
Ni el rocío que añora el verano,
ni el camino que crea un ciempiés,
ni ese beso que no has olvidado,
nada se pierde.
Ni la calma del día que empieza,
ni una vela a punto de apagar,
ni el eterno equilibrio en tus manos
de tanta fragilidad.
En ti, en ti… nada se pierde.
En ti, en ti… nada se muere.
En ti, en ti… nada se pierde.
En ti, en ti…
Ni un instante de la primavera,
ni un segundo de lo que soñé,
ni un castillo de playa en la arena,
nada se pierde.
Ni un cabello caído en el suelo,
ni un latido, ni un grano de sal,
ni el invierno más frío, ni un sollozo escondido,
ni un acorde, ni un grito de paz.
En ti, en ti… nada se pierde.
En ti, en ti… nada se muere.
En ti, en ti… nada se pierde.
En ti, en ti… en ti amanece.