No hay más cera que la que arde
No me quedan más que dos o tres cartuchos,
soy consciente de la vida que viví.
A diario yo les canto, escribo y lucho
y consiga poco o mucho, voy a seguir siempre así.
Me sugieren que redacte testamento,
ya anticipo, hay poco que repartir:
tres guitarras, cien canciones, mil conciertos
y algunos buenos momentos en los que he sido feliz.
El chachachá, la milonga o el fado,
todo vale cuando hay cosas que decir,
pero para hacer balance elijo el tango
que los tragos más amargos saben más dulces así.
Pese a todo y con el paso de los años,
soy más sabio que cuando empecé a vivir.
Y voy bajando cada día algún peldaño
para reducir los daños cuando me tenga que ir.
El chachachá, la milonga o el fado,
todo vale cuando hay cosas que decir,
pero para hacer balance elijo el tango
que los tragos más amargos saben más dulces así.
No me quedan más que dos o tres cartuchos,
soy consciente de la vida que viví.
A diario yo les canto, escribo y lucho
y consiga poco o mucho, voy a seguir siempre así.
Y no me pidan más canciones
que ya es tarde
y no hay más cera que la que arde,
anda…, ¡váyanse a dormir!