La música en directo tiene una fuerza y unas posibilidades fantásticas para conectar con las personas, sea cual sea la generación a la que pertenezcan o el lugar donde nos encontremos.


Estos días he podido comprobarlo de nuevo, tras cantar en una misma semana en tres escenarios bien distintos:


  • Una iglesia en Granada para adultos y personas mayores.

  • Un colegio de Algete (Madrid) para un buen puñado de adolescentes.

  • El café Libertad 8 junto al cantautor @franfernandezmusica para un grupo de jóvenes y millennials madrileños.



Y en todos los lugares, acabando siempre con la preciosa sensación de que esta manera de compartir vida y canciones merece la pena.

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